Cuéntame algo de la realidad

 

Expandiendo la definición de realidad más allá de lo normal, el dinero y la política son considerados generalmente ingenuos o ilusorios. Aspectos de la vida que son inmedibles o desafían cualquier explicación son relegados al reino de las habladurías y el misticismo. Pero desde un punto de vista puramente pragmático, la magia es innegable.

En los últimos meses, tuve que aceptar realidades cambiantes en mi vecindario.  Empecé a notar que muchos de los alumnos regularesque ayudaron a construir el centro de yoga conmigo ya no venían por aquí tan a menudo como antes. Después, aparecían con el comentario habitual de: “El señor mayor que alquilaba mi edificio ha muerto; así que lo han vendido y he tenido que mudarme.” Pero bueno, viene mucha gente nueva cada mes. Aunque no son de la misma clase que cuando abrí. No me malinterpretes, también son grandes personas.  Es solo que los artistas y los contra-cultura que hicieron de este sitio lo que es ya no viven aquí.

La capitalización de la cultura a través del mercado inmobiliario no es ninguna novedad. Primero viví en Greenwich Village. Después, en East Village. Más tarde, en el bajo East Side. Después , Wiliamsburg, Brooklyn. Pero en todo ese tiempo sabía cuál sería mi próxima mudanza. Considerando que ahora no hay ningún lugar obvio donde emigrar a parte de las afueras, ¿Bushwick? ¿Croton en Hudson? ¿Maplewood en Nueva Jersey? ¿Detroit? SImplemente no lo tengo claro. Lo que es seguro es que cuando esa propiedad que compraste en los setenta se revaloriza entre 3 y 5 millones de dólares, es categóricamente estúpido no aprovecharlo. A todos nos gustaría pensar que el sentimiento de comunidad vale más que millones de dólares pero eso no te mantiene cuando tienes facturas del médico que pagar o una familiar a la que atender.

La ansiedad es el distintivo de una realidad que favorece las estratagemas sobre la dignidad humana.

Vivir en el “mundo real” normalmente significa tener que lidiar con verdaderos incordios que te gustaría no tener que tratar, pero debes hacerlo porque así es como funciona el “mundo real”. En consecuencia, nuestra concepción de lo que es real no es agradable. Es una lata. Apesta. La realidad apesta. Y cuando la versión de lo que es real predomina, el resultado es un descontento y miedo generalizado. Nada es perfecto. Nunca llegaremos a lo más alto. Incluso si tuviéramos millones. Siempre hay una angustia existencial que burbujea inconscientemente por dentro, y que estalla de forma incontrolable y perjudicial. Otras veces el peso de todo es demasiado, nuestra actividad ha sido interrumpida y tenemos que obligarnos a enfrentarnos con nosotros mismos, con distintos grados de éxito.

La idea de realidad suplica que huyamos. El yoga ofrece un rico abanico de puntos de vista y enseñanzas que ofrecen conceptos alternativos. Los paradigmas espirituales orientales generalmente consideran el “mundo real” de la civilización occidental como “irreal”. Deberíamos desconfiar de las trampas superficiales que minan nuestro sentido de la humanidad, y renunciar a ellas, de forma que podamos conocer una realidad libre de miedos y ansiedad. Para los occidentales que nacieron y fueron criados en una realidad de ansiedad, la idea de que este mundo de sufrimiento no es real es muy atractiva. Así, la aspiración espiritual es la determinación de hacer lo que sea necesario para conseguir algo de conciencia transcendental.  Alguna forma de llegar más allá de esta mierda de realidad.

La realidad entendida como el milagro de la vida no necesita ninguna transcendencia y no es mínimamente contingente al tiempo, dinero o política.

Cuando empiezo a agobiarme con lo que veo que sucede en mi barrio, en mi país, y en el mundo, me tengo que recordar a mí mismo de todo aquello que sé que es verdad. Sí, estos problemas que estoy destacando son reales e importantes. Pero son solo una pequeña parte de la experiencia que la vida me está proporcionando. El mercado inmobiliario en mi barrio es absurdo. Es difícil imaginar que los alquileres pudieran estar subiendo para siempre y no alcanzar nunca un pico o bajar. (Puede que si la línea de tren L realmente quedara fuera de servicio durante un año o más entonces puede que hiciera algo por aminorar la locomotora inmobiliaria.)En cualquier caso, mi vida abarca más que todo esto.

Estoy pensando, sintiendo, siendo un humano que tiene una vida. Empecé siendo una sola célula que fue creada por mi madre y mi padre cuando se acostaron juntos. Mi respiración entra y sale de mí. Mi corazón late. Yo existo en este cuerpo, en el planeta, y hay sol y luna y estrellas. Si fuera capaz de proyectarme de alguna manera más allá del campo de fuerza que me mantiene clavado a este planeta sin explotar sería liberado hacia el espacio infinito. Y eso es una locura. Tanto como lo es el tiempo, el dinero o la política. Quizá, de alguna forma, más.

Esta realidad que estamos experimentando es totalmente increíble que no podemos comprenderla completamente. Tan profundamente alucinante que abarcándolo todo es la gloria de una vida que a menudo no podemos ni siquiera reconocerla como tal. En el desenlace de este gran misterio, entre lo que identificamos como importante y la magia inherente de su contexto, es donde el enigma se resuelve.

 

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J. Brown

J. Brown is a yoga teacher, writer, and founder of Abhyasa Yoga Center in Brooklyn, New York. A teacher for 15 years, he is known for his pragmatic approach to teaching personal, breath-centered therapeutic yoga that adapt to individual needs. His writing has been featured in Yoga Therapy Today, the International Journal of Yoga Therapy, Elephant Journal and Yogadork.